Al final del día
siempre estaremos sólos
sumergidos en la oscuridad estrellada,
caminante apacible de desolados caminos.
Las sonrisas de la jornada
degenerarán en muecas extrañas
como de resignada tristeza.
Los cigarros lanzarán sus últimas toces
y las luces se apagarán
para dar paso al misterio del sueño.
Entonces seremos insectos indefensos
en medio de un campo de batalla
donde los miedos se enfrentan a las esperanzas.
Pero nadie gana
y el amanecer es la llamada
para emprender denuevo esa búsqueda
que jamás termina.

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